Siempre que comias algo
no podias ocultarlo.
Esa era tu debilidad.
Comias pescado
y tus labios sabian a mar,
muy frios pero caliente por dentro.
Un poco de miel bastaba,
Y solo en ese momento
eras tan dulce conmigo.
Le dabas un mordizco a la luna
y en esas oscuras noches,
en nuestro libido; un silencio negro.
Sorbias una taza de cafe
y tu cuerpo, ¡caliente!,
como estos ultimos veranos.
Llegaba la hora del postre
y tu, como si fuese el ultimo
lo probabas con este pobre hombre.
Haz probado a tantos hombres
y en tus besos sabe el recuerdo
de cada uno de ellos.
Y aunque eres una puta,
mi semen y solo mi semen
a entrado a tu boca.
(PAUSA)
Tomando cerveza en un vaso de té,
nadie sospechaba que tu y yo
eramos más que amantes.