Hoy mi alegría fue escuchar el zumbido del viento en tus cabellos,
Te imaginé volando en busca de un sol rompiendo las amarras
Hasta llegar a ese lugar donde las horas de los días golpean a la vida…
Hoy fuiste el ángel que perdió la cordura y
Detuvo con la espada del amor la historia de las guerras,
Para que olvide la estrechez del mundo
Y vuelva a éste, que hemos construido,
Llenándolo de sonidos para que se puedan escuchar
Los rumores de la noche antes de los aullidos…
Hoy como nunca quise tu cuerpo despoblado,
Tu cuerpo de silencio,
Porque mi mano se hundió adentro de tu risa
Y sentí el pulso de tus escalofríos,
Y te amé como pegado a tu camino
Porque incendiaste el laberinto donde habitan los sueños…
Porque los ojos se me abrieron con tu viento,
Hoy ya nada me es igual, me pediste que hable
Y mi voz fue la ironía de tu risa,
Y sangré por la herida de mi última inocencia
Y fui la fuerza de tus brazos, la luz de tus pupilas,
Un héroe, luchando con las sombras,
Hoy te amé locamente,
Y mi amor cayó desnudo sobre tu cuerpo,
Y hubo un encuentro de almas en la estación del sol,
Negociando los límites de mí desvarío,
Desabrochando el cinturón de fuego que incendia mi cabeza
Mientras la noche se acunó en el mar,
Que fue un pedazo de infinito…
vestido de violeta.
Julio Casati