Todos los días
te quiero a la misma hora,
incluso en el mismo lugar;
todos los días me calzo
mis pies de entonces
y camino por ese amor breve
-ese amor niño-
hasta orillas de tu nombre;
todos los días
a la boca en punto
llego sigilosa a tu boca
que me recibe
con los besos abiertos
y nos quedamos allí,
en esa hora sacra
que tiene rostro de gloria
y en ese lugar
que se parece un poco
a la palabra libertad.
Todos los días
te quiero a la misma hora
incluso en el mismo lugar
aunque nunca llegues
y yo, jamás te espere.