Irreverente bruja…
El aquelarre abandonas montada en tu escoba, escribes poemas en los que adornas, enamoras y descaradamente robas corazones que luego ignoras.
A veces creo que eres bella fantasía, pero recuerdo tu apostasía y que quizá me sugestionarías desde la hoguera en que la inquisición te acomodaría… Aunque la diosa Hécate no lo permitiría.
Por algún tiempo te busque en Tesalia, te busque en Salamanca… Te busque y busque y ni en Catemaco te encontré.
No sé qué es lo que me provoco tanto escudriñar tu alojamiento, tal vez un pensamiento perverso…
Quizá fue por algún conjuro tuyo, quizá por algún brevaje oscuro, quizá por la manzana envenenada fue que de ti me quede enamorada.