Desde mis enredaderas
he visto la melancolía
asomarse en los pétalos
de una rosa marchita,
que vivió la ilusión
de las horas azules,
horas plenas de sol
y de plácidas nubes.
Ella se hizo botón
flor de esperanza,
ella buscó el amor
en la distancia
dándole prioridad
a su arrogancia,
y abrió sus pétalos
de gráciles colores.
Entonces vino el viento
y esparció sus aromas
entre las tantas flores
mas no en la sutíl rosa.
El tiempo fue absorbiendo
su gracia y su color
hasta quedarse sola
exhausta en su dolor,
ausente en su alegría,
distante en su esplendor,
es la rosa marchita
que renunció al amor.