No me digas nada,
que ya el suave fulgor de tu mirada
está en tierno coloquio
con mi corazón.
Ni siquiera me lo digas,
que nuestras manos, ya hablaron
y se han fundido nuestros pies
en un solo caminar.
Nada me tienes que decir,
que ya el rizo perfumado de tu pelo
me vendó los ojos,
y el volcán de tus senos
ha erupcionado mis sentidos.
Te prefiero sin palabras, mi Amor
que ya tu boca rosa
selló la palabra de amor
con tus apasionados besos
¿Acaso no basta el lenguaje de tu espalda
pegada a mi pecho y
mis manos en ávido jugueteo
en el rinconcito que tanto cuidas?
Sin palabras, te deseo mi Amor
Este mar de pasiones se ha desbordado,
el delirio me ha enmudecido . . .
y en nuestro refugio
el silencio ha entrado de puntillas,
las palabras sobran . . .
es momento de revelar las confidencias
del acompasado lenguaje corporal.
® Jaime García Alvarez
Todos los derechos rerservados del autor