HERRADURA

AÑORANZA

AÑORANZA

Estuve en tu casa, que pudo ser mía.

Saludé a tu esposa, que pude ser yo.

Besé a tus hijos, que pude haber engendrado.

Sentí tu hogar, el que yo te hubiera dado.

Todo era pequeño, como siempre he soñado.

Sin más ambición ni grandeza

Que la densidad de un amor

Por tantos años guardado.

Tus ojos estaban alertas, como águila,

atisbando cualquier movimiento incierto,

cualquier palabra o gesto

que me fuera marcando

 Tus hijos, calor de tu vida

y sentido de tu existencia

dejaron mi alma aturdida, ¡extraña vivencia!,

en dulce y tierno amor envuelta.

Son tuyos, tuyos y de ella,

de la mujer que envolviste en tu amor,

y en tus noches de pasión

engendraste tu cielo lleno de estrellas.

Y te dije, adiós …, suave, desapercibido,

como si nada sucediera en mi interior,

como se dice adiós a un amigo,

y te ví entrar en tu hogar con ella y tus hijos.