Querida hermana:
Verás que estamos poco por aquí.
Seguramente, habrás notado algo, o tal vez no.
Bueno, espero que...
...No sé que decirte,
pero esta bella historia
de aproximadamente unos seis años, va tocando fondo.
Creo, que todo está acabado.
Ella se aburre, lo veo en su mirada.
No sabe como, pero está buscando la forma de dejarme,
o esperando, que sea yo quien lo haga.
Lo presiento desde hace tiempo.
Aunque no lo quiera reconocer mi corazón;
lo veo venir, es inminente.
Creo, que ya no hay ninguna solución.
Cada vez, son más las discusiones y los problemas.
Nuestra energía se agota;
no nos quedan reservas, para alimentar nuestro amor.
Estamos al borde del precipicio.
Ella, se encierra en su palacio de barro
y yo me aíslo en mi caverna,
emborrachándome con los recuerdos,
ilusiones, sueños mutuos no realizados,
mentiras y traiciones, que
nos envuelven en nuestro pequeño mundo.
Sé, que ella necesita de mí y yo necesito de ella,
pero, nos vamos distanciando, en lugar
de anclar nuestros corazones, en aquel único
y maravilloso amor,
que navegaba por los océanos de la vida.
Vamos cada uno a la deriva,
después que aquel naufragio que surgió anteriormente,
nos dejara embarrancados, en los arrecifes del dolor.
Ella en una barca y yo nadando a su lado,
pero sin intentar aferrarme a su borda,
aunque, tampoco ella pone mucho interés en que lo haga.
Ninguno de los dos, hacemos nada por salvar
ese amor, que se hunde junto a nosotros
mientras miramos,como se sumerge trágicamente
en las aguas del destino,
sin evitar nuestro amargo final.
(ermanué)
11 de Noviembre de 2011 a las 19:30 h