Envuelto entre tus traviesas olas
viajo, cual marinero sin barca/
solo navego en tu cuerpo y en tus alas
es donde vuelo, al infinito de tu universo.
En ti… en noches de plenilunio,
sumergido en un mar/ de caricias
frescas, como brisa de junio
que moja tu rostro/ con pétalos de acacias.
Y el aroma de tu piel, que en mi memoria
existe ¡como el sol para los ciegos!
no por verte, sino que a mi lado te siento/
descubriendo en tu amor la gloria.
De tenerte tan dentro de mí,
en cada respiro -en cada día-
que me llena de esperanza/ de ti;
de magia, de sueños y de alegría.
En ti… donde estaré por la eternidad,
contemplando tu belleza/ como el mar
contempla: el reflejo de la luna/
como dios ama a la humanidad.
En ti… deshojando en cada latido/
tu alma perfecta, que habita mi universo
paralelo/ donde clamo tu nombre en verso
y descubro la maravilla… que son tus besos.