Nhylath

Mi noble papel en blanco

¡Pobrecito ese papel!...

esos papeles extendidos

sobre cualquier escritorio

relucientes de blancura

o amarillentos maltratados por el tiempo!


¡Pobrecito mi papel!...

cómo tienes que disponer de fuerzas

para aguantar tanto peso

ocasionado por lo que allí escribimos

con sensibilidad o

 llenas de rabia e inconformidad!


Algunas veces, adornándote

con palabras alegres y de emociones...

otras, cayendo en él, lágrimas de amarguras!


¡Oh noble papel!...

cuanta tinta absorbes

marcando la pluma letra por letra

sabiendo que algunas

son falsas que se van plasmando

en tu lomo abierto a cualquier sorpresa!


Papel que soportas alegrías,

tristezas, rabias e impotencias

y no sabes detener a la noble pluma,

porque eres alcahuete

de todo pensamiento que se pasea

por el mundo etéreo del poeta!


Así sean falsos o verdaderos,

libres o prohibidos,

halagadores o perturbadores,

excitantes o lasos...

a todos, estás presto a recibir!


Así es la realidad,

compañero eterno de mis alegrías,

tristezas y sinsabores!...


¡Oh mi albo papel!...

en donde dibujo con letras ulfilanas,

todo el universo del amor,

del sentir, del padecer

y de momentos felices que llenan cada línea!


Porque tú lo permites

sabiendo la realidad... la verdad...

pero callas...eres testigo mudo,

hoja por hoja, de ese libro

que escribimos día a día

porque tenemos a un cómplice amigo:


Tú, mi adorable y noble papel en blanco

y sin líneas trazadas,

tratando de escribir recto

para no equivocarme!...


Nhylath...