Trémulo de emoción y sumido en llanto
mis manos vacías, al cielo eterno levanto
pidiéndole a Dios, que pare el tormento
que borre sus besos, de mi pensamiento…
Pues todo lo he dado, y ya yo no aguanto
sufrir esta pena, este hondo quebranto
en vano he tratado, por más que lo intento
arrancarme del alma, este sentimiento…
Que agobia mi vida, que me causa espanto
el ver que no me ama, y yo amándola tanto
como a nadie en el mundo, juro que no miento
la deseo, como al agua, el naufrago sediento…
La recuerdo siempre, con el mismo encanto
con la fe indemne, ustedes no saben cuanto
y mi esperanza intacta, hasta el último aliento
porque ella será mía, otra vez, lo presiento…
CAZA
24/04/2014