Después de unas felices vacaciones,
De disfrutar de completa armonía,
En el campo; la dulce melodía
De las aves y el color de las flores;
Después de ver felices corazones,
No la ansiedad ni la melancolía,
Esa vorágine del día a día,
Desesperación por tantos temores;
Me percato que es la inmensa ciudad,
Ese escenario gris y desolado,
La causa de esa agobiante ansiedad
De esa angustia y corazón destrozado:
Somos seres que la cautividad
Muy lentamente nos ha aniquilado…