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Podemos desechar recuerdos,
los que traen dolor a nuestra alma,
sin rencor arrojarlos al olvido…
como quien arroja trastos a la nada.
De cada recuerdo lo que fue vivido
no dejar rastros de su recorrido,
ni lágrimas, tan siquiera ni eso,
como si nada hubiera acontecido…
Podemos desechar cada recuerdo
de todo lo ingrato de los tiempos idos,
pero no podremos, no, tenlo conciente
por mucho que intentemos el olvido,
negar la felicidad que fue presente,
y con amor la hubimos compartido.
Felicidad que tuvo sus momentos
en ese tú y yo de dos enamorados,
de todos los sueños que soñamos juntos
aunque no pudimos verlos realizados.
Pero que felices fuimos, cada instante,
cada segundo que nos descubrimos,
tan humanos, tan equivocados,
tan inciertos, como tan unidos.
Donde fueron una, nuestras propias manos
en cada latido que nos aferramos,…
a ese presente, nuestro día a día,
que se fue muriendo, aunque lo intentamos.
Podremos ahora desechar recuerdos,
de todo aquello que nos fuera ingrato,
pero cada instante que felicidad tuvimos
seguirá existiendo , hasta que muramos.
Sí, podemos desechar recuerdos,
pero solo aquellos, los que hicieron daño,
ya verás que la felicidad perdura…
aunque ahora estemos separados.
Autora Alicia Almeida*Diluz