Corro en la noche mientras en mí
un río crece. ¡Me has besado!
Tu beso fue un ala en el vacío,
en mi creció el llanto de la bruma.
¡Tus labios me hallaron al final
de un pasillo distante!
Voy a contarle de tu beso
a mi corazón adormecido, percibo
la brasa en mi boca, sube tu memoria
por mi escalera humana.
Van mis pies por la calle,
yo voy por un crepúsculo invisible.
Ah, en tu boca contuvo la primavera
a la abeja persistente.
Tienes la boca en la orilla del universo,
yo voy por ti resucitando,
por ti voy madurando la libertad
de mi alma arrodillada.
Tu me vas liberando como la tormenta
a la lluvia.
¡Me besaste y vino la hierba
y llegó el arroyo y tu misterio!
Y luego el día apagó su lámpara.
Me has besado, amante, como nadie
besará mis labios, en ellos la vida
selló tu nombre.
Beso, no te enfríes raudo,
que acaso a mi amor no lo vuelva a ver,
quédate toda la noche en mi rostro,
guarda en el filo de tu suprema
hondura mi pobre delirio.
Beso, hoy saboreé licor humano
de tu cáliz transparente.