Te fuiste con sigilo y en silencio,
dejando tu retrato de diosa en la mesa.
Ahora, cada vez que miro tu imagen,
veo tu mirada de cruel traición,
veo tu sonrisa falsa del engaño,
veo tus labios que ya no me besan.
Cada vez que te imagino muy lejos,
dichosa en otros brazos,
siento tu puñalada sigilosa,
que me hiere el alma.
Cada vez que te imagino besando a otro,
los celos me carcomen como pirañas.
Quisiera que tu ausencia,
solo sea un efímero sueño,
para despertarme plácido,
otra vez en tus brazos,
sintiendo tus labios en los mios
como antes de tu partida.
SILVIO