La amé en el silencio más profundo de la ausencia.
La amé sin vocales en el suspiro de la soledad.
La amé con el viento que gira y baila con las hojas del otoño.
La amé en esa flor que muere marchita y espera renacer un nuevo año.
La amé en aquella luna de sangre que tanto podríamos haber mirado.
La amé en esas tardes cálidas y en el fresco de la noche.
La amé ausente y distante.
La amé en el rocío que tiñe el pasto verde.
La amé en los pasos y en las pisadas de otra gente.
La amé con los grillos que cantaron por la noche.
La amé en el vacío de su ausencia.
La amé en silencio, en todo tiempo y espacio.
La amé con mi voz muda aunque mi corazón gritaba.
Te extraño más que amarte porque para amarte me haces falta…