Salí una tarde al jardín
y ahí la descubrí,
moviéndose de lado a lado
al son del viento primaveral.
Oculta entre todas
pero distinta a las demás,
era tierna, sencilla y
hermosa en mis ojos.
Día tras día salía al jardín
solo para ver la bella creación
que me llevaba a un sueño
del cual no quería despertar.
Iluminada por el sol
mostrando su belleza,
y en días de lluvia
ella era el sol de todo el día.
La felicidad
que volvía a mi rostro
y las ganas de tenerte,
cada vez que te veía.
Aunque un día la misma brisa que te movía
te arranco de la tierra,
aun te recuerdo como la flor
que cada día me llenaba de felicidad.