Raúl.
Poesía viviente.
Poesía de pequeñas cosas.
De campo de flores amarillas,
De Niños corriendo a la escuela.
De padre de familia.
De hogar que no reclama pobreza
ni se jacta de oro azul en sus plegarias.
Raúl.
Invierno de soledad.
Pergamino de manos rotas.
Vuelve.
Aunque no tenga motivos
y la humareda dibuje distancia.
Aunque mi silencio,
sea un llanto
que no tiene final,
salvo el milagroso día de tener
infancia.
Vuelve.
Yo no prometo quebrar el alma
y llenarla de nuevas fuentes.
Ni hacer que el río de mi boca
sea el cauce de nuevos afluentes.
Yo no prometo,
salvo lo que te he dado
que fue amor
amor de desastres
de olas que asesinan alondras.
Yo no prometo nada,
excepto lo que puedo darte.
Una verdad para trazar las esquinas
y un amor
para que después de matarte,
siempre revivas.