Ya no volverán los besos que ayer me diste,
así; buscando tu destino,
entre culpables copas de vino
fue demasiado, por qué mentiste.
Mas que hace el hombre cuando mira al pasar:
rojos, granates, oscuros sinsabores
y, en la puerta de la muerte se sienta a cavilar
perdido, cual greyes sin pastores.
Yo, que ni en sueños pensé decirlo;
¡quedate distante y eterna en la melodía
profunda y sesgada de mi revés!
¡quedate desnuda, en mi recuerdo, en mi paz,
respirando muerta en la sal de mis heridas,
vendrá primero la muerte y tú, Nunca Jamás!
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John Morales Arriola.