Un cristo café
ya medio desclavado
con las piernas rotas
y mirando de costado.
Era una reliquia santa
del terremoto salvado
la abuela lo cuidaba
tapándolo con la manta
porque sentía frío
esclamaba en su ternura
penosa es la locura
cuando la trajo el miedo
clavándola en su alma
Dios mío pon calma
esclamaba todo el día
que ya la tierra se pare
escúchame tú María
mira que no tengo fuerzas
para levantarme todavía.