Tu perfume.
Tu sonrisa, acompañada de carcajadas ruidosas.
Tú figura, con esas curvas admirables.
Cuando me tomas de la cintura, tan delicadamente.
Me lo imagino, lo que piensas al hablarme.
Cuando susurras y tus suspiros llegan sencillamente a mis oídos.
Eres tan calmada, silenciosa y gritona cuando lo deseas.
Sincera y mentirosa.
Borde, agradable e imperfecta.
Odias peinarte, porque sé que para ti, no es algo importante.
Me relatas, como pequeñas historias, tus más grandes deseos,
Que tienes tan valorizados, como un fanático hacia su más grande ídolo.
Amas hacerte rogar, pero acabas destruyendo la ilusión.
Eres un desastre, pero eres mi desastre y eso me atrapa,
De tal manera, que me obligas a entregarme por completo,
Pero debo admitir, que la idea me aterra y me agrada.
Me haces sentir muy segura, con tal solo largas esas risas de tu ya sabes a que me refiero.
Me haces pensar más de la cuenta, al oír conclusiones tan ridículas,
Pero que presto atención solo porque provienen de ti.
Me haces odiarte, de tal manera que llego a amarte,
Pero ¿Qué se yo del amor? si tan solo pocas veces lo he sentido.
Miento, nunca lo he experimentado, siquiera...contigo.
Sueles hablar más de la cuenta, y eso me irrita,
Pero lo tolero...aún no sé porque lo tolero.
Eres todo lo que un escritor busca, y me gusta la idea porque me das trabajo y me inspiras.
Debo admitirlo, aunque me cueste, y se que tiene un pequeño pedazo de verdad,
Decir que te quiero,
Pero aún es más cierto reclamarte, tomarte de la cintura como haces tú, y confesarte con un seco, pero profundo, te amo.
Pero... ¿Qué se yo del amor? si tan pocas veces lo he sentido, pues miento, amor es lo que respiro,
Al oler tu perfume natral, y así sentirme, nuevamente... viva.