Doña Anita, esa señora de paso lento
de sonrisa dulce y mirar sereno
hermana de María, la del convento
la que dejó al novio, por el Nazareno…
La que cortaba flores, allá en su huerto
para llevarlas el domingo a la Macarena
hoy me enteré con dolor, que ha muerto
y ha dejado en mi alma una terrible pena…
Porque en el barrio, no había otra mas buena
que aunque pobre y sola, tanto amor nos diera
sin importar lo dura y difícil, que fuera la faena
pues perdió esposo e hijos, en la cruel guerra…
Y nosotros fuimos hijos, adoptivos de ella
donde plasmó intacto, todo el amor de madre
que le robó el destino, en la tarde aquella
cuando a esposo e hijos, se los llevó el Padre…
Que pena… no estuve a tu lado, mi dulce viejita
me fui a lejanas tierras, buscando un futuro
y te marchaste, tan sola… mi amada Anita,
a tu encuentro con Dios, eso es seguro…
CAZA
25/04/2014