Ha cesado la lluvia y la tarde está húmeda
espejos de agua yacen en el suelo
como regueros de lágrimas cristalinas.
He abandonado mi paraguas
que yace abierto hacia arriba
como una estrella que ha perdido su luz.
La soledad de esta tarde gris
lamenta la tristeza del agua quieta.
Me siento como un hombre turbio
dentro de un universo de congojas
con hojas caídas y árboles desnudos
entre delgadas y tensas ramas
que cuelgan histéricas del cielo.
El rio ha crecido entre sus miserias
debo huir de él, baja herido de muerte
mientras las nubes vuelven a la carga
mojando la tarde abandonada.