Podrán controlar un día, una noche, una hora, un instante de mi vida, pero no podrán controlarla toda.
Nadie podrá destruir mis sueños.
Nadie podrá desviarme de mi meta.
Nadie podrá detenerme porque únicamente yo conduzco mi vida; porque únicamente yo tengo el volante.
Yo decido quién soy, quién seré, y para dónde iré.
Soy dueña de mi vida, no hay nadie, excepto Dios, que pueda cambiar eso.