Fuimos dos cabrones jugando a hacernos daño,
Estábamos rotos, derrumbados y eso hicimos.
Empezar una batalla, donde quedamos arrasados.
Despúes ruinas, restos y escombros.
Teníamos miedo, miedo a querer, a querernos.
Miedo a perder, a perdernos.
Cada día era un nuevo precipicio.
Cada noche un nuevo vacío.
Éramos dos críos, jugando con los sentimientos,
Sin querer o queriendo, quién sabe, liquidamos,
Liquidamos, a ti, a mí, a ambos.
Los precipicios eran abismos donde escondernos.
Mirábamos al vacío, viéndonos.
Tú en mi mirada, y yo en la tuya.
No sé, nunca pusimos un último punto.
Y ahora me encuentro sola en el colchón.
Que la soledad me acompaña esta madrugada,
Son las tantas y sigo buscándote en la cama,
La almohada teñida de gotas de lluvia,
Se han perdido por el suelo las sábanas.
No supimos, no quisimos.
Eran constantes los gritos,
Cada día, cada noche.
Besos y abrazos, te quieros\' susurrados.
Y que ahora todo sea humo,
Caladas al pasado, al recuerdo.
Dando vueltas al solitario colchón.
Yo, sola, sin ti, sin mí.