No se me borró tu último suspiro, tu gemido,
tampoco las huellas de tus uñas en mi espalda;
sigue en mi recuerdo lo ajustado de tu vestido
y no olvido lo bien que te quedaba esa falda.
No se me borró esa lágrima que te brotaba
cada vez que de la emoción estabas presa,
ni el efecto de tu mirada que me llegaba…
jamás percibí una mirada más bella que ésa.
Nunca se me borró tu apuro por verme
y tu negación cuando ya debías irte…
Todo lo que hiciste sólo por quererme
y el inmenso amor que me hizo escribirte.
No se me borró tu ingenuidad, tu desnudez,
tampoco esa manera especial de desvestirte,
recuerdo las cosas que te dije una y otra vez
y todas aquéllas que nunca llegué a decirte.
No se me borró el sueño donde te encontré,
no me quería despertar cuando en él te vi…
Fue entonces cuando por primera vez te amé
y ya no supe qué sería de mi vida sin ti.
No se me borró la sensación de tu tacto,
tocarnos, sentirnos, no es algo que se borre.
Recordar todo eso es de tanto impacto
que ni siquiera percibo que el tiempo corre.
No se me borró tu manera de abrazarme
ni ese modo de besarme sin recesos…
y aquél especial embrujo para atraparme
en viajes que hacía contigo sin regresos.
Pudimos crear tanto tú y yo y tanto creamos
que aunque ya es pasado lo sigo viviendo…
Creo que esa manera de amar la inventamos
y ya ves… con este invento te estoy queriendo.
No se me borró tu nombre, eso me alimenta,
como tampoco huye de mi piel tu esencia
y hablando de imborrables me di cuenta
que tampoco puedo borrar tu ausencia.
Poema totalmente original de Álvaro Márquez
Nacido en Caracas, Venezuela
Todos los derechos reservados
Publicado el 27/4/2014
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