Sueño todopoderoso
Detrás de los parpados, cansados de hastío,
Llegò en la madrugada, en tinieblas,
un sueño, un pesado y fastidioso del impas,
Y supe que hay detrás de las mentes, entre sus paredes
¡Vi al hombre, orando en los rincones!
Pues en su mesa le faltaba el pan de cada día
Llorando en sus mejillas, lagrimas de sangre
En el umbral del desconsuelo.
Vi la muerte galopando, entre amor de jóvenes difuntos
¡Oh, vi la madre tierna entre abrazos y despedida!
Vi a mis niños, en sus mentes tiernas, con esperanzas
Pero vi sus tristezas, doliéndome el alma,
Pues en sus manitos existe la verdad de sus sentimientos
Y la misma casa, donde habita mi paloma compañera
Discerní el amor, vi sus penas y tristezas,
En la distancia sus seres amados
Viniendo en pensamientos, todos a montones
Recordé a mis ancestros, llenos de hidalguía
Aquellos de mi sangre, tiernos dispersados y trotamundos
Recorrí en la noche sin luna, sin aliento
Y se hicieron clementes las horas, vagabundas
Sin ancla.
Vi los niños durmiendo en las calles, sin pieles desolados
Sin un mísero abrigo, sin mantas en la noche fría
Vi la hipocresía, la testaruda vejez en los hospitales,
Los hombres terminales con males sin retorno,
Lo soñé, estando en un cielo siendo un espíritu
Emprendí un vuelo, vespertino de los inciertos
Que inmenso es el camino, infinito en desaciertos
Ser un poderoso discerniendo la calamidad y desconsuelo
Latía el pecho, profundamente agitado
Seguir soñando, seguir despierto,
Un desafortunado sueño.
Darío Ernesto Muñoz Sosa
Autor.