Calle Corrientes,
Buenos Aires...
Estoy vendiendo
artefactos del hogar.
Acabo de ver
unos clientes
para venderles
afeitadora eléctrica.
Satisfecho porque vendí
un par de ellas,
camino por ésta,
calle Corrientes,
calle de ensueños...
Al llegar al cine teatro Opera,
delante de la entrada
veo innumerables personas
allí amontonadas, codeándose,
empujándose, clamando:
\"Marlene, Marlene\"...
No puede ser, pensé...
Justo que paso por allí,
la actriz cantante Marlene Dietrich
bajaba de un flamante coche
para entrar al Opera,
siempre que el público
se lo permita...
Tal cual la ves tú
en esta imagen,
así la he visto yo.
¡Sentí tal emoción!...
Y eso que en esa
época no era cholulo
con los intérpretes,
simplemente admirador.
Hoy, a mis años ya no es así.
Quedé impactado
por su elegancia,
con aquella prenda
de armiño...
Su rostro parecía
de porcelana.
Tal cual como está en imagen.
Al día siguiente,
grande fue mi sorpresa
cuando al pasar
por un negocio de revistas,
veo en la tapa
de una de ellas
una foto de Marlene,
después de descender del coche,
y al lado de ella...
no podía creerlo, yo...
Sin haberme dado cuenta
fui fotografiado
al lado de la gran estrella alemana.
Compré la revista.
En el interior de ella,
en las primeras dos páginas,
había dos fotos más
con su imagen y la mía...
junto a otros admiradores
que nos apretujamos
para poder verla.
Bello recuerdo.
Cuando llego a mi Santa Fe,
guardé esa revista,
la cual ya no existe
desde hace muchos años...
Leoplán se llamaba.
La guardé como una reliquia.
Mi hermano mayor,
para alardear que su hermano,
yo, había estado junto
a Marlene la sacó de donde
yo la atesoraba,
y se la llevó a una noviecita
que tenía...
De esto me enteré
varios años después
de buscarla y no encontrarla
donde la había guardado.
En definitiva, me quedé
solo con el recuerdo
de aquellas imagenes,
porque la revista salió de casa,
y no regresó más.
De haberlo sabido en su momento,
hasta el día de hoy tendría
esas fotos.
Al enterarme que la revista
no estaba, después de
varios años... no pude solicitar
una reposición de ella...
La editorial ya no
existía más.
Mi hermano no
me pidió permiso
para llevársela.
Tampoco se disculpó.
Y yo, tuve que abstenerme,
en palabras y enojo,
era mi hermano mayor...
que en paz descanse.
Derechos reservados de autor(Hugo Emilio Ocanto -28/04/2014)