Hugo Emilio Ocanto

MARLENE (Poema) Grabado

Calle Corrientes,

Buenos Aires...

Estoy vendiendo

artefactos del hogar.

Acabo de ver

unos clientes

para venderles

afeitadora eléctrica.

Satisfecho porque vendí

un par de ellas,

camino por ésta,

calle Corrientes,

calle de ensueños...

Al llegar al cine teatro Opera,

delante de la entrada

veo innumerables personas

allí amontonadas, codeándose,

empujándose, clamando:

\"Marlene, Marlene\"...

No puede ser, pensé...

Justo que paso por allí,

la actriz cantante Marlene Dietrich

bajaba de un flamante coche

para entrar al Opera,

siempre que el público

se lo permita...

Tal cual la ves tú

en esta imagen,

así la he visto yo.

¡Sentí tal emoción!...

Y eso que en esa

época no era cholulo

con los intérpretes,

simplemente admirador.

Hoy, a mis años ya no es así.

Quedé impactado

por su elegancia,

con aquella prenda 

de armiño...

Su rostro parecía

de porcelana.

Tal cual como está en imagen.

Al día siguiente,

grande fue mi sorpresa

cuando al pasar

por un negocio de revistas,

veo en la tapa

de una de ellas

una foto de Marlene,

después de descender del coche,

y al lado de ella...

no podía creerlo, yo...

Sin haberme dado cuenta

fui fotografiado

al lado de la gran estrella alemana.

Compré la revista.

En el interior de ella,

en las primeras dos páginas,

había dos fotos más

con su imagen y la mía...

junto a otros admiradores

que nos apretujamos

para poder verla.

Bello recuerdo.

Cuando llego a mi Santa Fe,

guardé esa revista,

la cual ya no existe

desde hace muchos años...

Leoplán se llamaba.

La guardé como una reliquia.

Mi hermano mayor,

para alardear que su hermano,

yo, había estado junto

a Marlene la sacó de donde

yo la atesoraba,

y se la llevó a una noviecita

que tenía...

De esto me enteré

varios años después

de buscarla y no encontrarla

donde la había guardado.

En definitiva, me quedé

solo con el recuerdo

de aquellas imagenes,

porque la revista salió de casa,

y no regresó más.

De haberlo sabido en su momento,

hasta el día de hoy tendría

esas fotos.

Al enterarme que la revista

no estaba, después de

varios años... no pude solicitar

una reposición de ella...

La editorial ya no

existía más.

Mi hermano no 

me pidió permiso

para llevársela.

Tampoco se disculpó.

Y yo, tuve que abstenerme,

en palabras y enojo,

era mi hermano mayor...

que en paz descanse. 


Derechos reservados de autor(Hugo Emilio Ocanto -28/04/2014)