Hemos vivido para la alegría;
por la alegría hemos ido al combate y por ella morimos.
Que la tristeza jamás vaya unida a nuestro nombre.
Agravio e injusticia sería colocar sobre mi tumba un ángel de tristeza.
(Julius Fucik)
Con esto empiezo el recuento de lo que fu en mi vida mi hermana Soledad Rodríguez una militante de izquierda, que fue Directora del Centro de Rehabilitación de varones del Litoral. Que por querer reformar la penitenciaria para el bien de los reclusos, fue asesinada por las mafias penitenciarias, interesadas en mantener la corrupción dentro del sistema carcelario del Ecuador, del aquel entonces. Fue asesinada en 27 de abril del 2007
Sole, mi Sole
Ya empiezan a abrirse las heridas nuevamente
por donde fluyen los recuerdos de los duros momentos
convertidos en amargos tormentos
que nunca jamás podremos superarlos
Porque sabemos que todo lo que perdimos
con tu partida cruel nunca podemos recuperarlo.
Me duele el alma Sole, tus recuerdos
como cascada caen sobre mi tierra
floja y húmeda de tanto llorar tu ausencia.
Me cansé de repetirme
que el tiempo cura las heridas
si tu partida causa una tan inmensa;
es como si hayan cercenado parte de mi alma;
es como si la vida se me hubiera partido en dos:
el antes y el después
desde que empezó tu ausencia.
Dejaste tantas huellas sobre m i existencia,
que aún sigo su ruta
para encontrarte y para encontrarme.
Pero me pierdo entre tantos recuerdos
tantos sueños,, tantas cosas importantes
y me acurruco en ellos para mitigar mi llanto.
Y me duele el café que ya no compartimos;
y me duele la calle que ya no caminamos;
y me duele, la consigna
que se quedó dormitando entre mis labios;
y me duele la bandera
que en mi memoria flamea.
Pero sé que renaces como la primavera,
cuando en su accionar alguien te nombra,
entonces me siento importante
por haber sido parte de tu historia.