Desde mis enredaderas
vivo la melancolía
acordándome del día
que apareciste a mi vera.
Era un día de primavera
cantaban las alegrías
vi los ojos que tenías
y me fije en tu pechera.
Eras joven y altanera,
¡qué linda que eras, chiquilla!
una rosa de Sevilla,
eras como una quimera.
Pero antes que floreciera
desapareció la flor
es posible que por mor
de que la flor no existiera.
Mas te llevo en mi pupila
y me resisto a creer
que aquello que creí ver
fruto fue de una cavila.