Josefina 46

ALMAS GEMELAS

  Cuando recuerdo de niña

una infancia plena y feliz,

siempre aparece mi hermano

paciente y cariñoso cerca de mi.


Nueve años nos llevamos

y a pesar de la diferencia de edad

fuimos dos almas gemelas,

manantial de convivencia

de serena calma y felicidad.


Formaba parte de mis juegos,

de mis sueños y despertares,

suave brisa sus cabellos ensortijados

y el calor de sus manos tan especiales.


El camino que juntos andamos,

la eterna complicidad entre ambos,

fueron tesoros y momentos vividos

que jamás podré olvidarlos.


Años dorados que pasamos

en que todo era paz y contento

pero un cierto día, casi de repente,

en un trén de la estación del Norte

se embarcaron con él mis sueños.


Era una mañana de gris vestida,

aquella infernal locomotora silbando,

la familia en el humeante andén reunida

y nuestro perro junto a mi temblando.


El tiempo fue pasando para los dos,

él estudiando y yo haciéndome mayor,

a cada paso soñaba que lo tenía a mi lado

y su abierta y limpia sonrisa escuchando.


Fueron años de felicidad compartida

en nuestro querido barrio valenciano

por el que anduvimos de la mano

las cuatro estaciones del año.


Tan bellos como el arcoíris

con matices de colores asombrosos

con puros sentimientos amorosos

que abrazaron mi infancia y su sentir.


Y ahora que la vida nos ha juntado

y que nada nos separa como entonces,

seguiremos por esa unión luchando

como auténticos titanes.


Fina