Gaviota Romero

EL REY CHICO Y LA MORA CAUTIVA EN ANTEQUERA


Estaba Abendaráiz 
  en una fresca mañana,
gozando del viento fresco,
  mirando correr el agua,
mirando a moros y moras
  tañer y bailar la zambra,
y vio a un morito a caballo,
  armando grande algazara;
heridas trae de muerte,
  que de vida no son dadas,
fuese al mirador derecho
  donde el rey Chiquito estaba.
El buen rey leyó el billete,
  de suspiros no cesaba:
-¿Dónde estás, alhaja mía,
  donde estás, mi linda alhaja?
¿si estás muerta o estás viva
  o te tienen cautivada?
Si te cautivaron moros,
  te robarán honra y fama;
si te cautivó el cristiano,
  te me volverá cristiana;
y si fueron los judíos,
  te me tendrán por esclava.
¡Dichoso será tu amo
  de que tú le hagas la cama
y que te eche la cadena
  a tal pierna y tal garganta!
Por tu vida, mi alcaide,
  levantadvos de mañana,
partiréis para Antequera
   en rescate de mi dama,
con doscientos mil moritos,
   todos cargados con armas.
El que me la traiga viva,
   muchas doblas yo le daba,
le regaré sus caminos
   de aljófar y de esmeraldas;
la calle por donde pase
   Xarifa, ni enamorada,
la calle por donde pase
   ¡corran toros, quiebren cañas!,
y yo saldré a recibiros
   legua y media de Granada,
con toda mi gente noble
   vestida de oro y plata.