CARTA PARA LA CULPABLE DE MIS LOCURAS
Hola amada mía: hoy mirando tus fotos, sentí deseos de abrazarte, de morder tus labios carmesís, de besarte, de amarte locamente de extasiarme en ti, y quemarme en tus volcanes de fuego.
¡Ay, amor mío!
Hoy comprendí lo mucho que te amo y te deseo y comprendí porque mi corazón se disloca y se acelera cuando te miro.
Tal vez esta noche, cuando mi soledad me agobie te necesite, como te necesito, cuando estoy acompañado de tus recuerdos, recuerdos que solo existen en mi mente, pues nunca tuvimos la oportunidad de conocernos y vernos.
Mi cuerpo se estremece, cuando me miran tus ojos negros como la noche, noches de fiestas, que ilumina mi alma y mi entorno, noches eternas que me atrapan entre tu alma y mis deseos
Que me elevan a lo más alto de tu infinito, de tu todo.
Como mirar tu cuerpo y no pecar de pensamiento y obra, y embelesarme en tus pechos redondos y prietos como pomelos, como esas frutas que le dicen prohibidas y muy adoradas por mí.
Cuanto no daría yo por poder degustar tus pezones de fresas, por sentir el fuego apasionado de tus esencias y tus secretos, secretos que quiero descubrir aunque solo sea en mi imaginación.
Miro tu foto, y me siento como un mago que hace trucos para conseguir lo que quiere, Y yo hago la magia, de tenerte sin tenerte de acariciar tu piel, en mis sabanas, de besar tu boca, en mi almohada, de hacerte el amor en mi sosiegos, en mis deseos, en mis locuras, sabes ¿porque en mis locuras?
Porque de tanto amarte me estoy volviendo loco, loco de atar, loco de extrañarte,
de desearte, y no tenerte, de acariciar tus nalgas cada vez que cierro mis ojos,
De ceñir tus caderas como el más ceñido vestido.
Si tú supieras cuantas noches te lloro en el más triste silencio de las más oscuras noches.
Mis ojos están resecos, rojos de ira de la rabia y la locura, por el inmenso deseo de tenerte,
Para poder demostrarte lo mucho que te amo, demostraste que para mí no existe otra mujer nada más que tú, que solo tú eres la dueña de mi vida y de mi corazón.
Cada segundo que pasa es un canto de esperanza y alabanzas por si cambiara
Mi suerte, Y un día no muy lejano pueda tenerte así, come te deseo,
Yo entre tus bazos, y tú clavada aquí en mi corazón metida ya para siempre.
Para que vivamos este amor eternamente, y luego morir feliz después
De haberte besado, y amado, toda una noche entera, sin tener que ser en unos sueños.
Me despido de ti, mi más adorada y amada mujer, amada como jamás
Ame a ninguna otra, mujer, solo tu conseguiste que mi alma sepa, a ti.
Cubrir tu cuerpo de besos,
Hasta que sientas amor,
Y pegadito a tus pechos
Te lata mi corazón.
Autor Joaquín Méndez
Reservados todos los derechos.
Martes, 29 de abril de 2014