joaquin Méndez

CARTA PARA LA CULPABLE DE MIS LOCURAS

 

CARTA PARA LA CULPABLE DE MIS LOCURAS

Hola amada mía: hoy mirando tus fotos, sentí deseos de abrazarte, de morder tus labios carmesís,  de besarte, de amarte locamente de extasiarme en ti, y quemarme en tus volcanes de fuego.

 

¡Ay,  amor mío!

Hoy comprendí lo mucho que te amo y te deseo y comprendí porque  mi corazón se disloca y se acelera cuando te miro.

 

Tal vez esta noche, cuando  mi soledad me agobie  te necesite, como te necesito,  cuando estoy acompañado de tus recuerdos, recuerdos que solo existen en mi mente, pues nunca tuvimos la oportunidad de conocernos y vernos.

 

Mi cuerpo se estremece,  cuando me miran tus ojos negros  como la noche,  noches de fiestas, que ilumina mi alma y  mi entorno, noches eternas  que me atrapan entre tu alma y mis deseos

Que me elevan a lo más alto de tu infinito, de tu todo.

 

Como mirar tu cuerpo y no pecar de pensamiento y obra, y embelesarme en tus pechos redondos y prietos como pomelos,  como esas frutas que le dicen prohibidas y muy  adoradas por mí.

 

Cuanto no daría yo  por poder degustar tus pezones de fresas,  por sentir el fuego apasionado de tus esencias y tus secretos, secretos que quiero descubrir aunque solo sea en mi imaginación.

 

Miro tu foto, y me siento como  un mago que hace trucos para conseguir lo que quiere, Y yo hago la magia, de tenerte sin tenerte de acariciar tu piel, en mis sabanas,  de besar tu boca, en mi almohada, de hacerte el amor en mi sosiegos, en mis deseos, en mis locuras, sabes ¿porque en mis locuras?

Porque de tanto amarte  me estoy volviendo loco, loco de atar, loco de extrañarte,

de desearte, y no tenerte, de acariciar tus nalgas cada vez que cierro mis ojos,

De ceñir tus caderas como el más ceñido vestido.

Si tú supieras  cuantas noches te lloro en el más triste silencio de las más oscuras noches.

 

Mis ojos están resecos, rojos de ira de la rabia  y la locura,  por  el inmenso deseo de tenerte,

Para poder demostrarte lo mucho que te amo, demostraste que para mí no existe otra mujer nada más que tú, que solo  tú eres la dueña de mi vida y de mi corazón.

 

Cada segundo que pasa es  un canto de esperanza y alabanzas por si cambiara

 Mi suerte, Y un día no muy lejano pueda tenerte así,  come te deseo,

Yo entre tus bazos,  y tú clavada   aquí en mi corazón metida  ya para siempre.

Para que vivamos este amor eternamente,  y luego morir feliz después

De haberte besado, y amado,  toda una noche entera,  sin  tener que ser en unos sueños.

 

Me despido de ti, mi más adorada y  amada mujer, amada   como jamás

Ame a ninguna otra, mujer, solo tu conseguiste que mi alma sepa,  a ti.

 

 

Cubrir tu cuerpo de besos,

Hasta que sientas amor,

Y  pegadito a tus pechos

Te lata mi corazón.

 

Autor Joaquín Méndez

Reservados todos los derechos.

Martes, 29 de abril de 2014