Quedan pocos minutos,
la función va a empezar ….
Quedan escasos segundos,
la danza a su fin llegará.
El telón se cierra.
y todo el sentimiento manifiesto
en el escenario con él se cerrará.
Y nuevamente todo, comenzará …
Las manos, los pies, los brazos
Marcarán los pasos de un nuevo compás.
Los pensamientos no paran…
y la imaginación se encumbra más y más…
Y otra vez Zarandeos, zapateos,
giros en torbellino, en punta y media punta
Todo combina, cala, vuela…
Otra vez quiere brillar, sin dejar de danzar.
Cierra los ojos y la melodía poco a poco.
Lo lleva a sublimar y una nueva danza
empieza a fantasear …
una y otra vez, se repite el rito.
el público aplaude, la danza transporta …
La función termina. Las luces se apagan.
La multitud se retira …
Solo, extasiado. De frente al escenario.
Lleno de recuerdo,… invadido de afectos,
... Tantos que quedaron en el camino...
Emergen sus alumnos ...
niños, jóvenes, estrellas
¿Lo recordaran?
¿Sabrán que detrás de sus silencios,
de sus retos, de sus protestas,
de sus pocas sonrisas y sus calladas lagrimas?-
Hay un hombre integro.
Sabrán que con la vida aprendió a bailar,
a crear, a enseñar
y les entregó todo, o nada,
o solo lo que sabe dar…
Una zamba carpera, una cueca,
un gatito, o un valsecito,
de esos que hasta el alma sale a bailar.
Y todo el ímpetu de quien nació para bailar.
Sabe que la danza, es la única mujer
que callada, devota, siempre a su lado está.
La noche, la soledad, el talento,
siempre lo acompañan.
Y en el nuevo día otrora música silba,
y una nueva danza
con renovados alumnos
volverá a deslumbrar.
Y el maestro sabe que infatigable,
nuevos compases
cual caminos ha de marcar.
Margarita Monsi