Fuiste mi amor en tiempos de adolescencia,
juventud dejó me tatuado el existir
porque cometí el error por el cual quiero morir,
no seguir aquí, tan lejos de tu presencia.
Como niño inquieto me porté en escencia,
hice lo que nunca debí hacer,
hecho que todavía me ha de doler,
del que me lamento cada segundo que pasa,
defecto que en el sentimiento traza
una cicatriz del tamaño de ella, igual,
portentoso castigo de éste mal
perseguidor asiduo de mi existencia
que diariamente llora y lamenta la conciencia
en cada hoy de no poder tenerte,
virtud del defecto de hacer más quererte,
defecto triunfador en castigo como herencia.
Defecto virtuoso éste, tener que haber vivido
un pasado del que uno sufre al futuro
porque si existe algo que si es seguro
es este dolor por haberte perdido;
duro, descepcionante vivir deprimido,
despertar con la virtud re marcada del defecto
que ha transformado el malestar en lo perfecto
y sin querer ha sido malo... pero lo ha sido.
Después... también tuviste tu pasado con malestares,
nació el amor que te puso la corona,
te hizo reina y en la virtud que no perdona
te traicionó y te llenó de esos pesares.
Virtud del defecto para que ahora compares
que no me perdonaste aún así te amaba
y que otro amor que prometió te traicionaba
repletando tu vida de amargos sufrires
hubo defecto por dolor de tus sentires
y virtud en la que aprendiste porque se lloraba.
No nos queda aprender de esos defectos?
No nos queda aprovechar de sus virtudes?
Ambos podemos hacer en nuestras latitudes,
que todos esos errores... sean perfectos.
Hacer nuestros sentimientos predilectos,
aprender de ese pasado que nos perfecciona,
ya sabemos que cada defecto reacciona
en cada virtud con plusvalía que da valor
a ese que ayer por defecto alejó el amor
y hoy tiene la virtud que lo apasiona...
Alviz Neleb
Abril 30 de 2014
8:33 a.m. - Miércoles