Diego Galvan M

Quédate, dame tu mano

 

Me consumo, se disipa tu estar

Aprendo de lo que es ser vulnerable

Si ti estoy solo en el inmenso mar

Desnudo en este mundo detestable.

 

Me he vuelto insípido, insignificante

Dejaste un vaso con suma soledad

Para la amarga sed tan desgargante

De tu apoyo, de tu  gran lealtad.

 

Soy frágil, un blanco vapor perdido

En una atmósfera cruel, desalmada

Donde no estás tú y tu arco iris dormido

En las noches yermas y envenenadas.

 

Vuelve, soy débil ante la agresión

Del calor profundo que hoy arde en mí

Que azota mi esperanza y mi pasión

Me juzga por el amor que rompí.

 

Quédate, dame tu mano y ya viaja

Conmigo aunque sea por el sendero

Que ahora hasta la amistad nos ataja

Y nos aleja del gran desespero.