Tormenta desesperada
Que descansas en el pecho,
es la pervertida pasión…
un suspiro quimérico
que se proyecta en la sombra
de los latidos del corazón…
una droga que dulcifica la sangre
al contacto de la piel
con los dedos de la sinrazón…
ese dibujo en los huecos del espíritu
que impregna las sabanas de valor…
un pespunte en las orillas
de dos sustancias,
y en medio ,el silencio hecho canción…
el juego de la espuma en el mar;
en el mar de unos labios
ardientes como el sol…
mariposa en la mirada de los sordos,
que vuela con el presagio
en el eco de su olor…
sonreir, desde el alma, con fuerzas
cuando piensas lo que dice,
un poeta en cada renglón…
una flor de angustias en la garganta
que versa condenándose al paredón…
una trenza de palabras inquietas,
que se peina en la ventana
de aguna rosa ilusión…
es,es esperar la luna llena
a que emerja del azul infinito
para velarlas juntos
desde las praderas de un nuevo balcón…
devorarse tras las cortinas que mueve el viento,
y con la brisa tocarse cada error...
es un desvestir de tu pena y la mía
soñando, a puertas abiertas,
con llegar juntos, a ser mayor…
y reconforta dormir en cuerpo ajeno
y despertar con beso de menta y limón…
es murmura muy bajito un Te amo…
es bailar un lento
sobre la palabra amor.
Es el universo en conexión.
Antonia Ceada Acevedo