No hace falta disimular más nada,
no hace falta botar lagrimas al hablar,
no vale la pena decir más palabras,
ya lo suficiente lo has dicho, o al menos,
he logrado llegarme a enterar,
que no me quieres, y nunca lo has hecho;
enterarse de muchas cosas,
un trago amargo para empezar.
Las burlas andando, la desconfianza
como siempre llegó ganando, sufrimiento,
al escuchar palabras que nunca debieron
reflejarse a la luz, luz que hoy todo oscureció.
\'\'No te quiero\'\'
Trago amargo para cenar,
\'\'No te quise\'\'
Trago amargo que me
hace embriagar.
\'\'Olvidarte si puedo\'\'
algo imposible de lograr.
Pero pase lo que pase,
lo intentaré hasta en
la misma eternidad...
Tu falso amor,
trago amargo como el tequila,
que sin sal ni limón,
perfora por mi herida;
quedar sentado en la
cantina de un viejo bar,
donde solía contar mis
historias de tan bello amor,
y hoy solamente me hundo
en este añejo licor, que me gusta,
porque me hace poderte olvidar.
Aunque sea por algunos segundos,
pero logra que me olvide de mi
tempestad...
Ya amanece, regreso a mi realidad.
Trago amargo que debo lidiar,
pasarlo con algún complemento,
para que no logre hacerme llorar,
y aunque sufro, de momentos,
te logro recordar, no como ese
trago amargo, sino como esa
compañera que alguna vez,
ahuyentaba mi soledad...
Juan Manuel Hernández.
-Escribiéndole a Soledad-