Tan lejos quedan los cielos,
tan cercanos que parecen.
Tan lejos estás, mi padre
y tan cerca de mi mente.
Mi mano quisiera darte
como vos me dabas siempre,
con aquel gesto amistoso
que en ti recuerdo, mi padre,
con tu sonrisa tan limpia
que tanta falta me hace.
Vida surcando tu rostro
con las huellas de tu esfuerzo.
Lágrimas de tormento
en tus ojos vi ese día.
Tus suspiros parecían
que de a poco se apagaban,
y tu dolor me mostrabas
con tu mirada en la mía.
Con tus manos casi frías
que a mis manos apretaban.
De repente me encontré
tan solo en aquella sala.
Una dolorosa marcha
a ti, mi padre, llevaba.
Quería que me invitaras
a ir contigo en esa noche,
Pero solo me quedaba
entre lágrima y reproche.
…Tan amigo te creía
y que solo me dejabas...