La muerte
Yo a ti te canto ineluctable muerte
no sin antes darle gracias a la vida
tu serás el otro lecho, la otra suerte
y tomarás mis riendas y mis bridas.
En tu frío tálamo yaceré inerte
Sin nada para calcular tus días,
Sin alguien para al fin vencerte, ni
descifrar tu inmelodiosa melodía.
Te llevarás contigo mis reproches
Mis temores veleidades, y dudas,
No dilucidarás mis largas noches
Tantas, inconsultas negras y mudas,
cuando desvelé mi alma fantoche
Queriéndote ver muerta y desnuda.
Hermes