Me gusta así alegre y bella,
así tímida, leal y pudorosa,
aunque por tiempo se ocultes
y no deja que de ella me deleite
como me regocijo por siempre
del grato perfume de la rosa.
Esa timidez le da un encanto
que me embelesa y atrae tanto,
a veces pienso que una estrella,
cayó del cielo, llegó hasta ella
y la reserva para que un día
la encontrara y la hiciera mía.
Ramón Oviedo
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