En el beato instante
que me miras,
se convergen
en tu rutilante
y vivaz pupila
nuestras almas
equivalentes...
Tu mirada plena
y espejada
se entrega
a la mía
tal como la rosa
abierta
que ofrece
a la brisa
su gala
y belleza digna...
No hacen falta
palabras
ni besos
a destajo
ni siquiera
un breve abrazo,
cuando nuestros ojos
se miran,
también crean
un mundo de poesía...
Adolfo César (NAZARENO)