Esos besos que nos dimos
nos marcaron para siempre
como piedrecitas del río
que resisten la corriente.
Podrás perder atractivos
y algunos de tus encantos,
pero tu amor puro y santo
seguirá siendo mío;
porque somos como el río
que mientras la vida persista
llevará eternamente,
en su alegre corriente
el agua y la piedrecitas.
Alejandro J. Díaz Valero
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Maracaibo, Venezuela