Toro verde,
que nace
de las manos
del ceramista.
Una vez,
pensando en
toros,
comenzó
a darle la forma.
Empezó por las
patas y luego
fue levantando
la pieza.
No tenía
muy presente
como era un
toro.
Recordó que
nunca había
estado frente
a uno de verdad.
Recurrió a algunas
fotos de ellos.
Entonces le cambió
las orejas que
le había puesto,
que se asemejaban
más a la de un
elefante y le
colocó las
pequeñitas
propias de él