Antes que fuese el mundo,
mi vida entre tus planes diseñaste,
no dudo ni un segundo,
porque tú me formaste,
y en la cruz con tu sangre me compraste.
Y ahora mi señor,
reconozco que mostraste en la cruz,
tu gracia y tu amor,
y camino en tu luz,
tomado de la mano de Jesús.
Jamás podré olvidarme,
de aquel día que tocaste a mi puerta,
allí pude salvarme,
allí mi alma muerta,
despertó a una esperanza cierta.
Y ahora amado Dios,
arde mi corazón al ver tu luz,
como aquellos dos,
de camino a emaús,
caminando y escuchando a Jesús.