Cien años son tan breves,
para celebrar una vida,
escribir tu obra llevo poco menos,
que se encargue la posteridad,
de que perdure mucho mas que eso,
y que la memoria te rinda homenaje.
Dejaste de ser el niño
que lanzo el trompo,
justo en el centro del mundo,
dejaste de ser el extraño,
para ser un ser universal
te convertiste en poeta.
Le doy gracias a tus letras,
por hacerme comprender que un poema,
es solo el intento de capturar el presente,
en una memoria eterna,
tus palabras serán el hilo de Ariadna,
para quienes intenten escapar alguna vez,
del laberinto de la soledad.
Ahora duerme sobre la piedra del sol,
sueña entre sauces de cristal,
con chopos de agua,
mientras los años pasan,
escribe otro poema
que inicie donde acaba.