Leo mis márgenes, los que alcanzo,
y miro las enmiendas con el recaudo
que no tenía : los compases de mi vida,
dan una sinfonía de pretensiones huecas,
caen al olvido, y recogen a pie de página
la salvedad de algún recuerdo tibio,
la trémula canción anegada y suspendida
en aquella voz que guarda silencio nivio.
y como no lo puede susurrar, sus muecas,
dibujan el sonido que mi amor imagina.