Fuente del Ciprés
arrinconada en el valle,
inspiración de sentimientos nobles
y refugio de mil amores.
Tú que manas tan solitaria
te ofreces a todos solidaria
para el que afecto de algún mal
cure con tu agua medicinal.
Yo no estoy enferma del cuerpo
pero si padezco del alma mía,
expande en ella tu dulzura serena
y rezumará todo mi ser en alegría.
Aquí estoy de nuevo con el alba,
he bebido del manjar de tu fuente,
te contemplo pensativa, sonriente
a la sombra del ciprés que te adorna.
A mi espalda el río Buñol,
la fábrica de papel hoy cerrada,
la parte baja de mi pueblo
y la senda hasta ti serpenteada.
Déjame que te diga en un instante
estos versos al venir a visitarte
cual ofrenda emocionada y sencilla
al regalo de tu agua divina.
Fina