LIZ ABRIL

INVISIBLE

Pegada a tu costado. 

Caminante 

de una senda inexistente, 

al borde del precipicio, 

con el alma en vilo.

Pegada a tu costado. 

Invisible. 

Aunque me hables 

y me mires. 

Aunque sonrías 

con ese aire distraído.

Aún cuando te vas

me quedo ahí adherida 

sin poder despegar 

los trozos de mi piel 

que van contigo.

Deshilachada,

con el alma rasgada 

pugnando por reconstruirse. 

A tientas, 

buscando otro camino 

que me lleve lejos 

de ti definitivamente.

Para que nada nos obligue. 

Que nada nos una. 

Que nada nos ate. 

Que nada intente 

unir en un punto 

estas líneas paralelas 

que son tu vida y mi vida.

¡Ay! ¡amigo mío! 

Es caprichoso el olvido. 

Tanto o más que los recuerdos.

El olvido 

se niega a visitarme 

y los recuerdos 

se niegan a abandonarme.

Y así sigo caminando 

y construyendo puentes. 

Pero cuando cruzo 

tu construyes muros.

Y sigo sintiendo que habitas en mi. 

Y sigo sintiendo que eres mi casa.

Que estoy en el lugar justo 

cuando estoy contigo.

Que el mundo es todo mío 

cuando tú me abrazas.

Qué loco designio 

o qué raro impulso 

nos atrae y aleja... 

¡todo al mismo tiempo!

¡Sólo Dios lo sabe! 

Tal vez algún día...

¡Nosotros también lo sabremos!