Tocare el aire que lastima mi cuerpo
Aíre que arrastra el perfume de tu piel carente
Sentiré el aroma azul celeste de mis yagas
El olivo de mi pensamiento infinito
Sacudiré tu nombre, tu aroma mortal
El elixir de vida en una niebla infinita
Niebla que pesa en tu recuerdo
Que palpa nuestras ramas rotas
Una noche más escribo el adiós
Adiós inmune a mis rezos
El brotar del dolor que nace
Y rehace tu recuerdo que no volverá.